viernes, 14 de noviembre de 2008

...de cuando con Miguel Ángel bebiamos del tetra breeak, bajo el mármol....



Ahhh, el vino del Arno ¡¡¡
en 606 años,
nunca pasé mejores momentos,
ni probé mejor bebida,
era el sagaz paso de la buena vida,
allí, en Florencia
me acerqué a los antiguos,
parí a Andy Warhol,
junto a él
y sus mármoles de Carrara,
la nevazón me cubria los hombros,
él , en cambio, esculpia, esculpía....

ahhh
,
refulgencia dérmica de mármol de Carrara,
Ahhh, el vino del Ródano
para mi, la copa
para él, el cincel,
pero siempre,
siempre
se oponía al brindis en el trabajo,
en cambio mi brindis hilarante de terciopelo purpúreo
alegraba la velada
¿ es la capa del César?
¿ o los ropajes de la Sixtina?
el David tiene pene chico, ¿será que pretendía una vagina?
igual,
yo chocaba los vasos por ambos,
de mármol una neblina,
me encanecía los cabellos alergénicos de tanto traginar por la península

yo descuidado,
brindaba a nombre de Apolo,
me creía Alejandro Magno,
magnolias,
Macedonia,
mármol anelante, caderas jadeantes,
tributarias de lo antiguo,
mi tributo,
tus favores,
nevaban sobre mi el copos de mármol,
yo hacia rayas con ellos,
los aspiraba acuciante,
quería un brillo áureo,
pero
igneos y blancos cuan vagina de la Piedad
marmórea, caían sobre mi pelo desordenado copos.
Dionisio, Dionisio mio, que no se diga, no te he buscado ¡¡¡¡

Ostentaba,
nariz chata y sin filo,
aerodinamica para inhalar mármol
no pudo impedir el aura,
porque él,
destilaba un halo color plata,
eléctrico carmín
yo, desde Potosí a Gobi,
nunca vi nada igual,
paría desde la matriz misma del mármol,
refulgía cuan Dionisio enjaesado,
yo, ebrio miraba, al genio,
desbordando...
por la raya,
como Claudio Paul y Aquiles el de los pies, con dedos.

Ahhh, el vino del Arno¡¡¡,
la quintaesencia,
la zaga ,
Julio II, y La Piedad,
la única por ti nombrada....

Ahh
, el vino del Arno,

el humo de la India,
las mujeres del bajá,
nunca fui mas feliz ,
como cuando juntos caminamos,
y encontré tus cabellos rojos,
pagué por tus favores,
bajo el puente del Trastevere,
mientras él , mudo se alejaba.
Ya no estás,
¿el vino del Arno fue bebido?
¿quien me esculpìrá caderas como las tuyas,
ahora que Miguel Angel,
vos
y la Ultima Cena,
ya no pertenecen
a la materia viva?

él decía, y yo le creo,
-el talento de un hombre viene de su falo-
yo, que ningun talento tenia, me preguntaba,
yo tambien tengo falo, ¿no será acaso del ano?

Ahhh, el vino del Arno, sabe mal sin la nieve de un bloque de mármol ¡¡¡¡

(reina el silencio y ya no cae polvo de mármol)

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡¡Brav, bravo, bravísimo!! Tu imaginación no conoce de límites amigo. Te felicito una vez más. fanakeres