lunes, 25 de mayo de 2020

Bajando en bondi de la Puna....




Nací así: Inca empoderado,
con telequinesis al palo.

Mi madre era matria en su creencia,
áspera en su filosofía del letargo
te daba con el cinto si no defendías el despotismo ilustrado (pero al Inca, eh?)
o si eras boludo y te creías desclasado,

en un pequeño bondi descendíamos desde La Puna,
nos íbamos del monte a la urbe de Edipo y el teatro
ahí me dijo al oído:
"o tomás el trono de huevo o terminás como Atahualpa:
en el cadalso".

Mi madre era dura y pregonaba las virtudes del Santo Rosario,
era para que yo aprendiera a ser fanático, a creer hasta el desmayo,
así conseguí mi regalo:
un día el Inca volvió de vacaciones de la Constelación de Orión,
y me fundó la psique, me moldeó el alma,
por eso siempre hago mis juegos mentales al alba
nací crack para las resurrecciones:
de niño ya cogía con espectros con mortajas
(les juro, sonaban mantras).....



fue bajando en un bondi una tarde naranja
La Puna me quedaba a la espalda y adelante la venganza,
por el camino mi madre me hizo libar del Sol y comer de la montaña (todo mental, eh?)
"cuando reines sobre América vas a acabar con las patrañas":
y me dijo, -"nunca olvides las tretas de las mentes calvas",
-"sacame la mano de abajo de la falda asqueroso tomista con plata"-
por estas cosas hay que volver al Imperio, a la religión originaria.






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