Vengo a imperializarme,
a inocularte un trono en el living de tu ombligo Reina del Plata,
tirana gélida operada por la feroz rosca implacable:
esos cirujanos plásticos de tu espíritu,
los acartonados señores de las vacas,
conozco bien la obra de teatro de tu vida:
"champán, manipulación y tranza"
Soberana del capricho
navegaste tu yate nacional por el chocolatoso río que alguna vez fuera de sangre,
aguas atestadas de cadáveres
cuerpos voladores que hicieron su performance:
agentes exteriores....... los bautizaste
Canchera, tu cuerpo de mármol, hierro y vidrio lo envolviste en cuero,
droga para los señores de la codicia foránea
a esos les cambiaste el mantra por la enseña del cielo:
entregaste hace mucho casi toda la Patria,
entre el amante despechado y el adicto
se mueve la aguja de tu alma
Tu vena central está aterida,
esclerótida por el palacio rosado,
un corazón con arritmia
atado a una arteria que te lleva al pulmón parlamentario,
tus neuronas son esas estatuas,
seres de smoking, apolíneos, taimados...
un homenaje silente a los lores de la vacas,
Acampé en tu pecho,
la plaza de los antiguos conjurados la voy llenado de espíritus de Potosí y el altiplano,
fantasmas anhelantes,
espectros de los cerros,
también algunos selváticos...
En tu cuerpo hay lunares,
son tus palacios nobiliarios,
uno a uno los vamos tomando,
las almas primeras se empiezan a construir un cuerpo
originarias de la tierra flotan dentro de ellos
y brindan por la venganza en copas de gala
tu respiración exhala elegancia y gracia,
sudestada que invade avenidas y plazas,
camino descalzo sobre el verde césped
me recargo con energía del magma,
soy una pila poético realista
un dínamo de olas y montaña
He diseminado mis hijos,
vástagos con cuerpos de fonemas y complexión eminentemente espiritual
se van haciendo con las avenidas y los edificios,
seres de hipnosis encadenan a la gente al nuevo mantra andino y de mar.